Es posible que, en un restaurante, consiga una mesa mejor si le grita
al camarero, pero podemos asegurarle que su acompañante
estará pensando en silencio que es usted un maleducado.
No sé el número de veces que algún vendedor se ha acercado a mí y me ha hecho la pregunta que da título al artículo y que yo misma he utilizado en innumerables ocasiones.
Hagámonos a nosotros mismos esta pregunta:
¿Qué le pasa hoy a la gente?
Esta pregunta, que es más una afirmación que una duda real, es cierta en algunas ocasiones y sólo en casos muy concretos. Cojamos unas Navidades como ejemplo. Quince días antes los clientes vienen a comprar con alegría e ilusión y nosotros les atendemos con esas mismas ganas y muchísima energía.
Pero ¡ay! de nosotros la primera semana de enero. ¿Cómo cambia la cosa, verdad? La gente viene nerviosa, lista en mano y cara de agobio infinito.
Y, ¿cuál es la frase más típica de esa semana?
Lo siento, no me queda.
¿Os suena?
A esta dichosa respuesta le pueden seguir discursos de todo tipo y las consiguientes caras.
Sin embargo, a donde quiero llegar yo es: ¿cómo gestionamos nosotros ese tipo de respuestas y a esos clientes y no ya en Navidades que es siempre el ejemplo más exagerado sino durante todo el año?
¿Estás seguro de que si un 6 de abril (un día normal y corriente) tienes esa misma sensación, de verdad procede de los clientes?